lunes, 26 de marzo de 2012

¿Es posible la felicidad?





La Psicología ha dedicado mucho más tiempo e investigación a las emociones negativas que a las positivas. Por otro lado, como asevera el célebre psicólogo estadounidense Dyer, también ha invertido más esfuerzo en tratar de que las personas transiten de la enfermedad a la "canónica normalidad" que en el paso del equilibrio a la dicha. Otro tanto cabe decir en general de la Historia de la Filosofía: El primer gran filósofo que habló de felicidad fue Epicuro (hasta ese momento sólo se ocuparon los pensadores de las mónadas y de si el gobierno debía pertenecer a los aristócratas o a un solo regente). Como asevera Eduardo Punset, vivimos en la actualidad más de 40 años de vida recurrente, o sea, a partir de la cuarta década de nuestras vidas los objetivos evolucionistas se han cumplido (o no, en cualquier caso ha pasado el tiempo para cumplirlos) y nos quedamos ante la expectativa de una larga vida en la que más que luchar por sobrevivir habremos de esforzarnos por ser dichosos y llenar nuestra existencia de buenos momentos.
Los psicólogos de la emoción han llegado a utilizar como sinónimos los términos "alegría" y "felicidad". Se ha comprobado empíricamente que hay ciertas actividades que incrementan nuestro nivel de alegría (si bien nos han hablado también de la "asimetría hedónica", o sea, las emociones negativas duran más, incluso el doble o el triple de tiempo, que las positivas. Lamentable es nuestra condición, pero hay que señalar que las emociones negativas exigen una actividad mental de replanteamiento de metas y objetivos, cosa que no ocurre con las positivas. Y en cualquier caso, los seres humanos tenemos emociones complejas, a veces hallamos cierta alegría o deleite cuando lloramos viendo una película lacrimógena, y otras veces demasiada alegría nos causa cierta desazón y/o desorientación que nos entristece o hace sentir vacíos. Además, como afirma Punset, los seres humanos, a diferencia de los animales, tenemos emociones encontradas, somos por ejemplo, capaces de sentir emociones contradictorias entre sí y simultáneamente además). ¿Cuáles serían?

-El deporte (aumenta los niveles de endorfinas, sustancias endógenas de tipo opiáceo, que producen un bienestar que permanece en el organismo en las 72 horas posteriores, aun cuando en las mismas nos hallemos en completo reposo)
Este efecto es singularmente más acusado con las actividades de corte aeróbico o cardiovascular:
-Los rituales religiosos. Está comprobado que las personas que profesan una religión se reponen antes de cualquier estado depresivo o triste:
-La música: . Ya el propio Nietzsche nos dijo que "la vida sin música no tendría ningún sentido"
-Las actividades creativas. Un filósofo italiano de nuestros días, Regazzoni, nos comenta que muy triste sería la existencia humana si nuestra mente no pudiera viajar a los mundos alternativos que nos ofrecen el Cine y la Literatura (en la Filosofía actual se consideran tan reales como los extra-mentales, dada la preponderancia del cognitivismo psicológico en nuestros días. En la misma línea, la psicología actual considera tan real la realidad tridimensional como la virtual que vivimos en Internet, pues nuestra mente habita ambos mundos, el del ordenador y el del exterior)
Dyer nos señala que "contra la depresión, acción". Eckhart Tolle nos dice en "El poder del ahora", que nuestro enemigo es la mente, llegando a propugnar: "Kill the mind" (=mata la mente). No le falta razón. Como nos dicen los neurobiólogos, nuestro cerebro está programado para sobrevivir, pero no para ser feliz.
La teoría con mejores resultados en cuanto a la consecución de dicha es la del "Flow".Son las experiencias sucesivas de flujo las que pueden reportarnos un mayor bienestar. O dicho de otro modo, siguiendo a Punset: "La dicha sería una serie de sucesivas obsesiones". Estar en un estado similar al de la meditación zen, completamente "absorbido" por la actividad que se esté realizando, sea sexual, creativa, musical, religiosa, etc, hasta el punto de no poder pensar en nada, es sin duda, la verdadera, auténtica y real dicha a la que el ser humano puede tener acceso en este mundo.
Arquímedes cuando murió dijo: "no toquéis mis círculos", momento en que fue atravesado por una lanza de un soldado romano ocupante de su ciudad, Siracusa. Muy anciano, estaba completamente absorto en una para él interesantísima cuestión geométrica cuando los romanos invadieron la misma. Estaba viviendo una experiencia de flujo, ergo, estaba dichoso, hasta el punto de no importarle nada más. Puede decirse pues que murió feliz.
FLUYE.
Aqui y ahora, en este instante, FLUYE.
Deten tus pensamientos y movimientos, FLUYE.
Desde tu corazon, FLUYE.
En armonia con el universo, FLUYE.
Este es el lugar.
... Este es el momento.
Esta es la inmensidad.
Aqui mismo es el paraiso.

*****Simplemente, FLUYE.




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