lunes, 12 de marzo de 2012

¿Reírse de todo?

¿Reírse de todo?

Dicen que no hay nada tan humano como la risa, y que es lo que distingue a las personas de los animales.
También se dice que el orate o no ríe nunca o ríe reiterativamente sin causa aparente (de modo compulsivo y absurdo)
Pero...
¿Y reírse de todo?
¿Y los que tienen la actitud de reírse de tradiciones y costumbres ajenas, étnicas o geográficas simplemente porque no las entienden?
¿Y los que se toman a chanza aquéllo que siendo hondamente triste y emocional no alcanzan a aprehender mínimamente ni tan siquiera con el intelecto?
Como decía Isaac Asimov en un breve relato cuyo título no recuerdo ahora: Detrás de los mejores chistes tal vez no haya otra cosa que CRUELDAD.
No, no es tan humana la risa. Mejor dicho, no lo es la la risa indiscriminada. Hay cosas que no son para tomar en broma.
Hay cosas que no son para tomar en broma:
Aunque tú desde tu oquedad sin alma lo ignores,
y gustes de risas absurdas escondido de mí.
Pero siempre hay testigos en esos desayunos frívolos,
siempre hay lenguas que pueden recorrer hasta leguas
y enviarlas al nombre que te las desata.

¡Mírate en un espejo, tú, desalmado,
cobarde con demasiado cuerpo
hiniesto en la nada!
¡Mírate a ti mismo,
si es que tienes qué mirar
pues eres un erial
que no merece ni un sólo rosal!

¡Ríe pobre infeliz sin motivos,
y que tu risa se escuche aquí y en el este
y vuele cual murciélago por cielos de nubes opacados
y regrese a ti, y te golpee en la sien, como implacable boomerang!

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